Los partidos emergentes y peque

jose_nuez01.jpgSanto Domingo Este-.Los partidos emergentes, como su nombre lo índica, son los que suelen o deberían ser nuevos. Aquí, vale aclarar, este concepto se aplica en muchos casos por ser  partidos pequeños, por no haber o no poder alcanzar un tamaño de cierta importancia en el mercado electoral en términos porcentuales.

 

Ciertamente, existen algunas organizaciones políticas que en realidad merecen este calificativo de partidos emergentes, los cuales nosotros los ubicamos hasta lo que llegan hasta los diez o doce años, después de ahí, entendemos que van a entrar a una etapa de madurez, entran a una segunda generación de su existencia.

 

Los partidos pequeños, los cuales existen en un número considerable con relación al universo de éstos, tanto lo que están reconocidos por la JCE como los que no lo están, que les gustan ubicarse o llamarse emergentes generalmente, aunque ya tengan trece, quince, veinte y más años accionando activamente y tímidamente en algunos y otros casos, y que sólo parece que existen en tiempos electorales; de zafras políticas.

 

Ese estilo de trabajo es una de las causas que les sirve de incentivo a su poco crecimiento en el mercado de adeptos, la gente los ve muchas veces como oportunistas; salvo honrosas  excepciones.

 

En algún lugar leí, me parece que fue en un periódico de circulación nacional, cuando se fueron del PLD cuarenta y cinco dirigentes, el 24 de abril de 1992, encabezados por: Vicente Bengoa, José Francisco Hernández, Max Puig, Nélsida Marmolejos, Onofre Rojas, entre otros, que el Profesor Juan Bosch dijo unos días después: para hacer un partido político hay que tener por lo menos una de las dos siguientes características: muchas gentes o tener un líder, y en muchos de los llamados partidos pequeños y los realmente emergentes, que tampoco se pueden exonerar de esta realidad, poseen deficiencias significativas en estas dos variables (la cantidad de personas o la inexistencia del líder) o las dos a la vez.

 

Obviamente, que si estas organizaciones pequeñas y emergentes poseen un liderazgo débil y poco seguidores, además con escaso nivel de militancia; los que están comprometidos y trabajan por estos proyectos, necesariamente van a tener que cambiar su estrategia política, si es que quieren ser importantes o determinantes en los procesos electorales.

 

Después de estos preámbulos, lo que nos interesa analizar de manera suscinta, es decir, breve, es como estos llamados y auto-llamados partidos pequeños y emergentes se nos presentan en cada escenario electoral, con sus planteamientos, proyecciones, mensajes y sus objetivos.

 

 

No tiendo a comprender su variada diversidad de propósitos, aunque observo que no parecen preocuparse o no tienen una línea definida para crecer, afianzarse de cara a su futuro político; les interesa más el momento, la coyuntura electoral; aún sin tener ninguna posibilidad se creen parte del que puede ganar o piensan que son competencias; ignoran que están ante un imposible.

 

Si se quiere hacer un partido político; por ejemplo, se buscan políticos; si es para conformar un equipo de beisbol, se necesitan peloteros, si por el contrario es de baloncesto, buscamos baloncestistas y así sucesivamente; para lo cual existen dos caminos: los adquiere, los capta o los conquista de las áreas correspondientes; con experiencias, o los forma nuevo, a  imagen y semejanza de lo que le  interese a la organización.

 

Siguiendo en el contexto del párrafo anterior, el camino ideal, es captarlos nuevos, formar a personas que estén lo menos contaminadas posible, aunque a la vez es un método largo, tortuoso, de mucho trabajo y supervisión. Finalmente, después de todo este proceso, probar en el terreno si valió la pena tal educación, formación   o entrenamiento político partidario; en otras palabras, es un camino para emprendedores y persistentes; de hombres y mujeres realistas.

 

Continuando nuestros razonamientos, es lógico preguntarse ¿Porqué se nos presentan como que son opciones reales de poder? Se preocupan más por ganar sin tener ninguna posibilidad, inclusive ni de inclinar la balanza, especialmente cuando se presentan divididos; está más que demostrado en las mediciones electorales. Entonces ¿Cuáles son  sus objetivos? En su indefinición están sus resultados.

 

Si atacan y enfrentan políticamente con todo su derecho a los partidos mayoritarios, incluyendo la militancia de éstos y no tienen programas serios y persistentes de formación de militantes, solamente trabajan como mulas en los procesos electorales ¿De dónde piensan crecer?

 

 Tienen que cambiar y definir sus estrategias de crecimiento, para que éste (el crecimiento) pueda ser significativo, de lo contrario van a seguir por los siglos de los siglos presentando los mejores programas de gobierno, las mejores propuestas, las más revolucionarias y progresistas, aunque realmente serán sólo sueños; y ya se ha dicho que los sueños, sueños son.

 

Los partidos pequeños y los emergentes, por su incapacidad de transformar la realidad electoral dominicana, los va a llevar a seguir adheridos generalmente a los partidos grandes, los dueños reales del mercado electoral, y con esto garantizan su sobrevivencia.

 

 

Continuarán con excelentes propuestas e inmejorables defensas a los intereses nacionales, pero en la praxis seguirán sin poder de decisión, en la diversidad, sin ser significativos ni tomados en cuenta para solucionar los grandes problemas nacionales, aunque sí determinantes para la pluralidad y alimentar el sistema de los partidos más fuertes.

 

Por último, en las manos de los partidos emergentes y en definir el camino de cambiar las cosas, depende de que redefinan con claridad sus objetivos, tácticas y estrategias, y que realmente nos digan con claridad hacia dónde pretenden ir ¿Qué es lo que quieren? Es realmente lamentable que no esté a la vista la organización política que en el mediano plazo pueda convertirse en la sustituta de uno de los dos partidos que representan el bipartidismo en nuestro país.

 

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